lunes, 13 de enero de 2014

La apropiación del suelo y del subsuelo del país por los esbirros del PP


 No lo sé, y no tengo ya ni fuerzas ni ganas de buscarlo, si siguen vigentes aquellos viejos artículos de la LEY DE REGIMEN LOCAL (LRL), vigente cuando yo estudiaba Derecho, algo así como en la prehistoria,que establecían que tanto los alcaldes como los interventores municipales se llevaban ni más ni menos que el 1X1000 del importe de los presupuestos de obras municipales.
 ¿A que ahora sí que se explican todos ustedes esa ola gigante de obras públicas municipales que nos invade?
 Pero hay algo más, mucho más, esto no es fruto del estudio sino de la intuición: estoy completamente seguro de que todos los alcaldes del Reino son importantes accionistas de las sociedades anónimas que construyen aparcamientos subterráneos debajo de todas nuestras calles mientras los ayuntamientos de las mismas las convierten en peatonales con lo que logran dos cosas: hacer inmensamente ricos a sus alcaldes y empobrecer paralelamente a los vecinos de las mismas que contemplan impotentes como desaparecen por arte de esta mala magia los aparcamientos de sus vehículos de manera que o tienen que venderlos o aparcarlos en estos aparcamientos públicos, propiedad mediante sociedades anónimas interpuestas de sus queridos alcaldes.
 Esta es la causa de esa guerra a muerte que se he entablado entre los vecinos de una calle de Burgos y su regidor municipal, estos vecinos, que Dios los bendiga por haber tenido los reaños suficientes para luchar por sus inalienables derechos, saben que tienen la batalla perdida pero consideran una obligación absolutamente ineludible luchar a muerte contra esa canallesca oligarquía política absolutamente fascista que está convirtiendo a este desdichado país, que adora sus cadenas, en una colonia de esclavos.

sábado, 11 de enero de 2014

Apuntes de Derecho penal.-De los delitos y de los delincuentes, según su peligrosidad social.-

 Depósito de gas en Vinaroz
Me molesta mucho tener que volver siempre al mismo sitio: Aristóteles: el hombre es un "zoon politikon", un animal político, o sea que “velis nolis”, lo quiera o no, tiene que vivir en sociedad, de tal modo que el hombre que no es social, que no es político, o es un dios o es una bestia. 
 Y para que este animal sociopolítico no se comporte como una auténtica bestia no hubo más remedio que inventar el Derecho, la puñetera ley, algo tan detestable que obligó a los primeros que trataron sobre ella a dictaminar ni más ni menos que “dura lex, sed lex”, la ley es dura, muy dura, pero es la ley.
 Y la ley, la ley penal, que seguramente es la 1ª que se promulgó como tal, no tuvo más remedio que agarrarse, para ello, al concepto de peligrosidad social.
 Pero ¿qué es esto de la peligrosidad social?
 Así, a bote pronto, la capacidad que tiene un individuo de hacer daño a la sociedad.
 Y, en este sentido, no hubo más remedio que establecer una jerarquía entre los valores sociales, distinguiéndose entre aquellos actos que atentaban directamente contra la vida, el bien esencial de que dispone el hombre, y otra serie de ellos entre los que, en el colmo de la finura legislativa, los que dirigen estas asquerosas sociedades llegaron a proteger no sólo la integridad física sino también ¿la espiritual?
 Así que, de pronto, el hombre se encontró con que no sólo tenía que respetar el puro físico de los otros sino también su condenada apariencia.
 Pero las apariencias engañan, dice un refrán. Y lo que más engaña en el mundo son los vestidos, los trajes, hasta el punto de que podría decirse dime como te vistes y te diré quién eres.
 De modo que si yo voy bien vestido merezco mucha más protección que si visto harapos.
 De modo que yo, ahora, aquí, tengo que tener mucho cuidado porque contra quien voy a escribir viste siempre traje oscuro, camisa blanca o azul claro y lleva corbata. Y esto le concede el derecho, penal, desde luego, no ya de querellarse por injurias sino ese otro mucho más terrible que él y sus amigos han promulgado para proteger su ¡¡honor!!, la ley de protección del derecho al honor, a la intimidad personal y a la propia imagen.
 Porque lo que yo quería hacer, aquí y ahora, era tan sólo preguntar: ¿quién evidencia más peligrosidad social, el que atenta contra mi bolsillo o el que lo hace contra mi vida, el que, presuntamente, eh, presuntamente, eh, se lleva 40 millones por las buenas o el que consigue que ese Estado del que él, y algunos otros, son los dueños, ¿amos?, le regale unas enormes cuevas subterráneas para almacenar ingentes cantidades de gas, para cuyo almacenamiento no pueden construirse, en superficie, los contenedores necesarios por lo que, “como somos los dueños del cortijo no sólo a lo ancho y a lo largo sino también “ad inferos”, o sea, a lo profundo, que a mí se me haya acabado ya el terreno para construir todo lo que se me antoje, aunque sea en el propio centro del país, en zonas urbanas que nadie nunca se hubiera atrevido a considerar edificables, tengo que echar mano ahora del puñetero subsuelo para lo que solicito y obtengo la correspondiente concesión administrativa poniendo, además, sumo cuidado en que se establezca una cláusula penal indemnizatoria de millones de euros para el caso de que la concesión que se me hace se rescinda, de manera que me llenen hasta reventar las arcas de mi hacienda”.
 Pero esto, que ha  promovido una serie de importantes terremotos en casi la mitad de España, poniendo en riesgo las vidas y las viviendas de sus habitantes, no es, en modo alguno, importante para los jueces y fiscales del país, lo importante, lo extraordinaria, lo insuperablemente importante es que tres o cuatro entidades deportivas se pongan de acuerdo sobre el traspaso de un jugador, allá en Brasil, en contra de los intereses del mismo señor que ha cogido el subsuelo de nuestro país para hacer el más seguro de todos los negocios del mundo, ya que si conseguía que el suelo no temblara lo suficiente para que el Estado, o sea, él mismo, se vea obligado a rescindir la concesión administrativa para almacenar todo el gas del mundo en nuestro subsuelo, le aseguraba una indemnización de muchos miles de millones de euros.
 Pues, bien, atendiendo al concepto de peligrosidad social, los jueces y fiscales españoles han decidido, por ahora, que es mucho más peligroso ese tipo que se dedica a hacer contratos no lo suficientemente explícitos en Brasil que éste otro que hace lo que quiere en el suelo, la superficie y el subsuelo del país, porque éste, al fin y al cabo, es suyo y él con lo suyo hace lo que le dé la gana, incluso destruirlo porque para él eso de la función social de la propiedad, aunque sea pública, son pamplinas.
 Y así se hizo, de modo que cuando los terremotos en la zona costera de la España mediterránea comenzaron a sucederse con una frecuencia aterradora y una intensidad que iba en peligroso “crescendo” yo le dije a ese Estado que en realidad es sobre todo mío, “mucho cuidado amigos que si me anuláis la concesión para que meta en el subsuelo de nuestro Mediterráneo todo el gas natural del mundo, sentando así las bases para mi enriquecimiento infinito, tendréis que indemnizarme también infinitamente".
 Y es que estos fascistas siguen fieles a aquel viejo concepto de la propiedad prefeudal que la entendía como “ius utendi, fruendi atque abutendi re sua”, o sea el derecho de usar, disfrutar y ABUSAR de su cosa, o sea que, como España es suya, no sólo puede usar y disfrutar de ella sino también abusar lo que implica lógicamente el derecho de destruirla aunque sea pasando por encima de los cadáveres de los millones de ciudadanos que viven en la costa mediterránea.

viernes, 10 de enero de 2014

La domesticación de los jueces (II)

    Gallardón y su Fiscal General del Estado, Torres Dulce.
El poder elige cuidadosamente a sus esbirros porque se trata casi tanto como de ganar siempre de que las victorias parezcan legítimas es así como, cumpliendo la máxima lampedusiana, parece que todo ha cambiado pero todo sigue rígidamente igual, si acaso va empeorando poco a poco.
El poder en fútbol se llama Real Madrid, RM.
No es una simple casualidad que el Rey sea un furibundo madridista y no sólo por estar de acuerdo con el calificativo de “Real”, no, no es sólo eso, a un tipo como éste le place la injusticia porque él mismo forma parte esencial de ella.
Si tú lo miras un buen rato y, luego, cierras los ojos y miras otro rato también a Rajoy o Aznar, o a Florentino, a Gallardón, el ministro de Justicia y a Torres Dulce, el Fiscal General del Estado, compruebas la evidencia de que todos ellos tienen un rasgo común: no es la suprema soberbia, ni el desprecio por todos los demás basado en una concepto indeclinable de su propia superioridad personal, no, no es tampoco eso, ni siquiera la injustificada pero firmísima creencia de la propia excelencia, de los propios merecimientos, sino el concepto de predestinación.
Todo estos insuperable canallas creen firmemente que Dios, el destino o vete tú saber qué les ha puesto en el mundo para que hagan eso precisamente que están haciendo, una canallada después de otra porque el mundo entero les está supeditado inexorablemente de manera que si uno proyecta un autogolpe de Estado y sale mal, es lo mismo porque allí está él para erigirse en el salvador de la patria, de la misma manera que Aznar colabora decisivamente en el triunfo del desastre total que ha supuesto la actual crisis económica y dice que él, precisamente él, no sólo es el milagro sino también la solución. 
Y contribuye decisivamente junto a otros dos, tan indeseables como él, a uno de los mayores genocidios de la historia, que no cesa desde entonces ni un sólo día, y no sólo no busca el pozo, el hoyo, el infierno más profundo de la Tierra para esconderse allí para siempre, hasta que desaparezca la memoria de su propia existencia, sino que se esfuerza continuamente en aparecer por las primeras planas de todos los diarios del mundo, en una muestra insuperable del mayor de los cinismos.
Y ¿qué decir de Rajoy? Su padre dictó la sentencia que acabó para siempre uno de los mayores escándalos de la historia española, el del aceite de Redondela, no sé cuántos millones de litros de aceite que se esfumaron de unos tanques sin que nadie supiera realmente cómo, mientras paralelamente de producían una serie de muertes de los implicados en cadena. 
¿Cómo no va a creer su hijo en la predestinación? Si la memoria de su padre va estar indisolublemente unida a Redondela, la de él, la del hijo, la de Rajoy, cuando pase el suficiente número de años, no será mencionada ni por ser el registrador de la propiedad con más suerte del mundo, ni por ser el presidente de gobierno español durante cuyo mandato el pueblo superó las más altas cimas, por ejemplo, de desahucios y de suicidios, sino por el hundimiento del Prestige, un barco petrolero que ensució para siempre las costas de su Galicia natal y cuya gestión le cubrió de gloria para siempre pues no en vano dijo aquello de que sólo se trataba de unos simple hilillos de plastilina.
Pero es Florentino el que lo hace explosionar todo. No en vano sucede al Caudillo en disfrutar de los favores de la familia más execrable del Reino, ya que no sólo propició con su absolutamente necesaria ayuda económica a uno de los mayores asesinos de la historia, para que pudiera dar el salto desde Canarias a ese matadero de inocentes en el que se convirtió España, sino que aprovecha este inicial escalón para hacerse plenamente merecedor de uno de sus innumerables apodos, El Conseguidor, porque no sólo logra amasar una de las mayores fortunas del mundo, que trasciende las fronteras para hacerse con la propiedad de Hochtiet, la mayor de las constructoras alemanas, o sea, no la mayor de Europa sino una de las mayores del mundo, sino que se hace, bajo capa, tal como le enseñaron a hacer las cosas sus jefes, aquéllos que nos trajeron a Franco y nadie, casi nadie, conoce todavía sus nombres, el verdadero amo de España, ni Juan Carlos, ni Rajoy, ni Aznar, ni nadie, él.
Por eso extiende silenciosamente su dedo y Gallardón, entonces, alcalde de Madrid, le regala generosamente los mejores terrenos del mundo en medio, exactamente en medio, del centro neurálgico de Madrid, para que él levante astutamente como siempre por persona interpuesta, por asquerosos testaferros, 4 torres que inmortalizarán su memoria, mientras Aznar cursó sus órdenes al presidente de Caja Madrid, hoy Bankia, para que todos los ciudadanos españoles le pagáramos a El Conseguidor los mejores, o, por lo menos, más caros fichajes futbolísticos del mundo, al propio tiempo que, ya como ministro justiciero, ordene al más famoso de sus lacayos y amigos, el Fiscal General del Estado que haga todo lo posible para que al Barça se le pongan todas las zancadillas posibles y, oh, milagro, de repente, mientras a la infanta Cristina todos los desmanes hacendísticos le son perdonados, y de la fiscalidad de los Ronaldos, Bale “et alteri” nunca sabremos nada, de los dineros que Messi y de Neymar no sólo lo vamos a saber todo sino mucho más todo lo que la peor gentuza del mundo pueda inventar porque para eso ellos viven en el infierno catalán y eso tiene un gran peaje que pagar.
De modo que hoy podemos leer en la prensa de Madrid que un pobre hombre como, en el fondo, es Rosell hay que meterlo en seguida en la cárcel por haber pagado de mala manera 40 millones por Neymar mientras que a El Conseguidor hay que darle todos los premios del mundo por haber satisfecho por Bale lo que, como se dice, no está escrito y no lo está porque es absolutamente imposible justificar de donde ha salido una cantidad ten ingente de las arcas de un entidad que adeuda, y todo el mundo lo sabe, la ingente cantidad de 600 millones de euros.
Pero es que del Real Madrid no sólo son el Rey, Aznar, Rajoy sino también Gallardón, ministro de Justicia,  y el más sumiso de sus lacayos el Fiscal General del Estado que se ha apresurado, al conocer que el juez Ruz iba a desestimar la querella contra Rosell por apropiación indebida de esos 40 millones de euros que el muy tonto  hizo constar en todos los documentos oficiales del Club, a pedir que se empure al presidente del Barça porque es evidente que los contratos de Neymar que éste se ha apresurado a aportar son falsos por lo que es evidente que, en contra de lo que ocurre con el RM nunca podremos opinar sobre su falsedad porque never, never, never, los conoceremos porque son del RM.
Y es que uno delos socios de ese club tan peculiar que es el Barça le pone una querella ¿a Rosell? por apropiación indebida de 40 millones por el fichaje de Neymar, y cuando el club le remite los contratos al juez, éste no aprecia indicios de delito en ellos, pero el Fiscal General, Torres Dulce, muy amigo de Gallardón y tan o más aún madridista que él, le dice al juez que qué hace, que hay evidentes indicios delictivos en dicho contrato, mientras que en el de Bale, del que ni siquiera se sabe cual es el precio verdadero, no, es un fichaje inmaculado, aunque no se conozcan:
1-la reserva del dinero en la memoria o los presupuestos del club como si consta en los del Barça, detalle éste que se halla en el origen de la querella del “amigo” madridista que, al propio tiempo, es socio del equipo catalán;
2-ni el texto literal de los contratos porque eso, no lo duden, es uno de los mayores secretos del Estado español, como lo es también, por ejemplo, cómo, quién y por qué le otorgó a El Conseguidor la concesión adminstrativa necesaria para utilizar como depósito para un enorme negocio de tráfico de gas unos ingentes huecos existentes en el subsuelo vecino a las costas del Mediterráneo español que al ser comenzados a utilizar provocaron miles de movimientos sísmicos que causaron gran alarma en las ciudades vecinas por lo que se admite la posibilidad de que se le retire dicha concesión, en cuyo caso El Conseguidor habría logrado así, a expensas también de todos los ciudadanos españoles, una indemnización tan multimillonaria que es seguro que resolvería todos los problemas de liquidez que tienen las empresas de El Conseguidor.
Pero, dicen los ingenuos o canallescos lectores de Marca y As, que el tipo al que hay que meter en seguida en la cárcel, como se va a hacer, con Del Nido, es Rosell, el presidente de ese maldito club, el Barça, que lleva ya unos cuantos años frustrando los naturales deseos de gloria del RM.
 

jueves, 9 de enero de 2014

La domesticación de los jueces


 No me cansaré nunca de repetir la absoluta vigencia del axioma lampedusiano: es preciso que todo cambie para que todo siga igual.
Toda la historia de la humanidad, como ya nos enseñó Marx, no es sino la lucha canallesca promovida por el capital para hacerse con el  poder no sólo circunstancial sino definitivamente.
La mayor parte de las veces sucede que los dioses son ferozmente traicionados por sus criaturas.
Yo, particularmente, no tengo la menor duda de que la intención del Dios bíblico era buena, pero éste parece que no contaba con el jodido Lucifer.
¿Supone esto que Dios no es tan omnipotente como se afirma?
Seguro, el poder se autodevora a sí mismo cuando no encuentra ninguna clase de competencia, de manera que Lucifer, a lo que parece, no fue sino un intento de clonación del propio Dios, pero Dios, por definición, no puede haber más que uno, de modo que Lucifer, despechado definitivamente, no tuvo otra opción que dedicarse a promover el mal.
Pero yo soy de los que opinan que el mal no necesita ninguna clase de promoción puesto que se promueve por sí mismo.
Decía el puñetero Lavoissier que en la naturaleza nada se crea ni se destruye todo ¿o sólo? se transforma.
Estoy tratando de decir lo más brevemente que me es posible que el mal es el estado natural del mundo porque Dios no es que no exista sino que es perfectamente vulnerable, por lo menos, en teoría, en tanto en cuanto decidió que su criatura, el jodido animal humano, fuera, por lo menos en su fuero interno, esencialmente libre.
O sea que el hombre es la espoleta retardada que el diabólico Lucifer le ha puesto al juguete favorito de Dios, la Creación.
Y es que no se puede, mejor, no se podía independizar de un modo absoluto a ese Universo apenas terminado de crear, otorgándole la posibilidad de autogenerarse sin que ese impulso irresistible de autodominio, de autogobierno, concluyera lógicamente también por autodinamitarse.
Y en eso estamos.
No se puede decir “crecer y multiplicaos y poblad la Tierra” sin que la maldita semilla de Adán pretenda apoderarse totalmente del mundo de una manera definitiva, y “definitivo” significa que aquello de lo que se predica ya no puede modificarse.
O sea que o el lenguaje es esencialmente mentiroso y nunca dice realmente la verdad, yo creo firmemente que ni siquiera lo pretende, o todo lo que se nos está diciendo desde todos los ángulos no es cierto. O sea, es falso.
 Así las cosas, quizá este discurso debería de acabarse aquí, pero el discurso filosófico como todo río que se precie es incontenible.
 De modo que el jodido Lampedusa, allí, en su oscura y bien nutrida biblioteca, adquirió la seguridad de que no habría jamás paz en el mundo si no se combatía al marxismo a fondo, o sea, desde el oscuro lugar desde el que esta arrolladora ideología había nacido, desde el corazón de las tinieblas.
 Porque allí, enterrado en el corazón de todos nosotros, yace el impulso realmente liberalizador de nuestra raza, el deseo de la auténtica redención: que todos seamos iguales desde el punto de vista de la asquerosa economia polìtica tal como lo somos desde el punto de vista de la naturaleza.
 Decía esa basura que ahora nos gobierna que el marxismo y su hijo predilecto el comunismo no son sino el resultado de la envidia igualitaria.
 Y no es verdad, el comunismo no es sino la simple emanación de la consciencia humana: ¿por qué, si todos somos hijos de varón, no sólo hemos de ser desiguales sino lo que es mucho peor la mayor parte de todos nosotros no tenemos otro destino que servir, como esclavos, a un número reducidísimo de canallas?
 De ahí al “proletario de todos los países, uníos” no había siquiera ni un paso y desde aquí al “es preciso que todo cambie para que todo siga igual” había mucho menos distancia aún.
 De modo que aquel designio primigenio divino nos ha llevado adonde ahora estamos:
 1º) todos los ocupantes de la Tierra se consideran con el mismo derecho a disfrutar de los bienes de la misma y
 2º) hay que luchar a muerte y con todas las armas para que ese deseo, esa intención, ese conocimiento no se cumpla nunca.
 Y aquí es donde interviene ése que se ha dado en llamar “poder judicial” y que el gran hipócrita de Montesquieu incluyó en su famosa falacia del equilibrio de los 3 poderes, ejecutivo, legislativo y judicial.
 Y he llamado hipócrita a su autor y falacia a su teoría porque es absolutamente imposible que un pensador de su categoría no supiera que era falso todo lo que propalaba en su famosísima “L’esprit des lois”, ya que hay más de tres poderes y éstos no sólo no tienden a un equilibro sino que luchan ferozmente por imponerse unos a otros porque este afán de dominio omnipotente se halla en la entraña de cualquier poder.
 Me voy a ahorrar el razonamiento conducente a demostrar que el poder judicial no sólo no es independiente sino que no puede serlo.
 “Independencia” significa absoluta capacidad de actuación y es evidente que el poder judicial no sólo no la tiene sino que no puede haberla y por tanto esto no precisa demostración.
 Y esto cualquier persona que se haya preocupado un poco del tema ya lo sabe puesto que se lo plantearon a fondo Sócrates y Platón en su famoso diálogo sobre el “qui custodiat custodes”, ¿quién vigila a los vigilantes?.
 Los jueces no pueden ser, y no son, independientes porque si lo fueran no habría ningún otro poder sobre la faz de la Tierra, “ergo” no lo son, lo que sucede es que la máxima del jodido escriba Lampedusa ha terminado por imperar en casi todo el universo y a los jueces los domina en todo el mundo algo que ha dado en llamarse Consejo General del Poder Judicial o algo más o menos así y que, como ya anunciaron esos dos indocumentados mentales que antes he mencionado, no es sino una ficción que el auténtico poder se ha inventado para jugar con los jueces a su entero arbitrio.
 De vez en cuando, estas marionetas superreflexivas se olvidan de su carácter mecánico y pretenden asumir esas competencias que la teoría general del Derecho hipócritamente les atribuye y tratan de cumplir con su misión.
 Los ejemplos son tan abundantes que nuestra pequeña y reciente historia española está plagada de ellos: el más supremo de todos los tribunales españoles, que no es el Supremo sino el Constitucional, ha estado paralizado prácticamente hasta que el auténtico poder, el económico, ha terminado su larga labor de zapa para hacerse con él, y ha sido un adorno tan necesario como inútil, puesto que ha permanecido prácticamente paralizado mientras que un simulacro de igualdad parece que existía entre las partes contratantes de la primera parte, por darle al tema un lenguaje claramente apropiado a su situación. 
 De modo que va a empezar a funcionar en los temas realmente importantes ahora, que no sólo lo domina la ultraderecha sociopolítica española sino que incluso su presidente lleva colgando de la boca el carnet de afiliado al PP, habiendo resultado inútiles todos los intentos para evitar esta increíble situación.
 De esta manera podemos asistir al espectáculo de que cuando un tribunal ha adoptado una resolución favorable a los intereses realmente democráticos de que los hospitales madrileños no sean privatizados, el resto de los órganos judiciales de nuestra capital han realizado las maniobras necesarias para privar de competencia al referido tribunal y que ésta recaiga en otro que, sin duda, tomará las decisiones jurisdiccionales precisas para que el ingente pratrimonio institucional y humano de dichos hospitales acabe en las manos de los mismos tipos que han decidido su privatización.
 Y todo esto es, ha sido y será siempre así porque los jueces han soportado desde su inicio una ingente labor de domesticación.


jueves, 2 de enero de 2014

El enigma Bárcenas

 ¿Por qué el PP no hace nunca referencia a la consecución por Bárcenas de su enorme fortuna?
 70, por ahora, millones de euros son, redondeando el euro a 170 pesetas, 1.190. millones de pesetas.( En su comentario de hoy, el gran futbolín, me corrige las cuentas: no son 1.190 millones de pesetas sino 11.900. Grcias, Carlos, no sabes cómo te lo agradezco).
 Ya sé, ya sé, ya sé, que, escribiendo sobre tipos del PP, las cifras de millones de pesetas se empequeñecen, pero es que este hombre sólo era un insignificante chupatintas, ¿cómo se pudo forrar de esa manera en tan poco tiempo?, porque, efectivamente, según Eduardo Zaplana, en el PP la gente está para forrarse, pero 11.900 millones de pesetas en 20 años dan un promedio de 595 millones de pesetas anuales.
 Y él no era, al principio, sino un simple contable, luego, el ayudante del tesorero y, por fin, el tesorero, y 595 millones al año da un promedio mensual de 49'58 millones de pesetas.
 Como esos millones de pesetas, Bárcenas los sacaba de la Caja, ¿qué sucedía, que a la Caja sólo tenía acceso él o que eran varios los que se llevaban todos los meses 59 jodidos millones de pesetas de donde cuántos jodidos millones de pesetas entraban y salían todos los meses de la jodida Caja para que ésta no saltara por los aires?
 O sea que el trasiego de millones por la Caja del PP tenía que ser impresionante.
 ¿Cómo y por qué?
 Porque las cuotas de afiliados y las subvenciones del Estado no daban para tanto.
 No se puede pensar siquiera que águilas como Aznar, Rajoy, Cascos, Arenas, Cospedal “et alteri”, no se preocuparan por lo que pasaba en aquella mina de diamantes o en aquella cueva de Alí Babá de la que ellos eran los putos amos.
 De modo que la consecuencia lógica es que ellos participaban también en el reparto de dividendos pero a lo bestia.
 O sea que si Bárcenas se llevaba 59 millones de pesetas mensuales, ¿cuánto se llevaban ellos, que eran los amos del cotarro?
 Porque a mi no me cabe en la cabeza que tipos como Aznar, inspector  de Hacienda, o Cascos, que ha demostrado ser un lince para los negocios, se dejaran estafar por un jodido subalterno, el negocio era demasiado suculento para que sólo lo explotara el último de los chupatintas.
 Así que el dinero debería de moverse por aquella Caja en proporciones gigantescas, pero ¿de dónde salía, coño?
 Escribamos, ahora, un poco de la burbuja inmobiliaria, el famoso y tan cacareado milagro español.
 Los solares españoles eran una fuente de ingresos mayor que la mejores minas de diamantes.
 Un río incontenible de dinero presionaba fuertemente contra los tablachos que constituían las licencias de obras y Aznar, en una genialidad de las suyas, declaró todo el suelo español urbanizable.
 Y se urbanizó, claro que se urbanizó, los pisos surgían de un día para otro de la nada y se vendían más caros que en cualquier otra parte del mundo y Cascos dijo aquello tan sensato de que si el obrero español podía comprar una casa en la ciudad y otra en la playa es porque ganaba lo suficiente para ello.
 Y si eso lo hacían los jodidos obreros que no tenían que hacer ellos, precisamente, los autores del milagro.
 Todas, absolutamente todas las sociedades anónimas españolas que valen la pena son suyas, se ha escrito ya tantas veces que por qué no hacerlo una vez más, España siempre ha sido y será su cortijo, a costa, cómo no, de todos nosotros, los santos inocentes.
 De modo que Bárcenas hizo su labor tan bien que todos estaban absolutamente conformes porque en España sólo tenían acceso a la grandes obras públicas las empresas que pasaban previamente por Caja y pasaban, claro que pasaban, hacían cola ante el despacho del tesorero.
 Y, ya lo hemos dicho antes: Aznar, Rajoy, Rato, Cascos, Arenas, Cospedal no son gente que se chupe el dedo. El dinero que entraba a raudales tenía que repartirse y se repartía, y ya se sabe "reparte Martín y deja 'pa' tí", de manera que Bárcenas comenzó a hacer frecuentes viajes a Suiza, a esquiar, como es lógico. Que sus cuentas corrientes se llenaran de euros es una mera coincidencia.
Qué fortunas no habrán amasado los otros para que se mantuvieran en silencio, para que no cambiaran nunca de tesorero.
 Este es el gran enigma que encubre Bárcenas.
 ¿Cuál es la consigna que Arriola ha impartido al respecto?
 "Bárcenas es un inteligente sinvergüenza que todo su dinero lo ha ganado en Bolsa, porque en el PP, ni hablar, porque en el PP las habas están muy contadas, demasiado contadas, ¿o acaso no figuran en sus filas los mejores economistas del mundo?".
 P/S 1º) según la única página de los llamados papeles de Bárcenas que se incluye al principio, Rajoy cobró, en el mes de mayo del 99, la módica cantidad de 2.100.000 pesetas; ¿a qué período de tiempo correspondían esas pesetillas, a un mes, a un trimestre, a un semestre, a un año? Dios mío, pero cómo corría el dinero entonces por Génova, 13, y pensar que los españolitos los votarán otra vez.
 P/S 2º) y fueron aquellos polvos los que trajeron estos lodos: ahora estamos en la ruina total y se nos ha intervenido, dicen, sólo bancariamente; y administran nuestro destino los mismos tíos, los mismos, ni uno más ni uno menos, uno para todos y todos para uno, que organizaron aquella insuperable debacle; las estadísticas dicen ahora que entre el hundimiento general de todos los españoles, un ínfimo número de ellos, que ahora no puedo mencionar exactamente, a pesar de hundimiento de todo el país, ha logrado enriquecerse aún más; no tengo más remedio que recurrir una vez más al genio de Cicerón que preguntaba: ¿entre qué gente estamos, en qué ciudad vivimos, que el pueblo entero, los tertulianos de ultraderecha de las radios no se cansan de recordárnoslo, al PP lo votaron en las últimas elecciones generales más de once millones y medio de españolitos, que el pueblo entero se cebe como los pavos en la mierda, y picotee una y otra vez en las jodidas urnas para que los autores de su tremenda situación la sigan manejando a sus anchas, no es posible que sea tan sólo falta de información o intoxicación periodística, no hay más cojones que volver a aquello del "vivan las caenas", a esta gente le gusta que le den por culo y de vez en cuanto lamerla; en fin, corto, porque ya he comenzado a desbarrar.